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Terra Natura Benidorm colabora con el Instituto de Biomedicina de Valencia (CSIC) en un proyecto sobre venenos de serpientes

El parque de naturaleza y animales Terra Natura Benidorm colabora en una investigación científica promovida por el laboratorio de Venómica Estructural y Funcional del Instituto de Biomedicina de Valencia (CSIC) que dirige el doctor Juan Calvete. El estudio tiene como objetivos analizar la eficacia de los antídotos disponibles para las mordeduras de serpiente, sentar las bases inmunológicas para el diseño de nuevos antivenenos, así como investigar la durabilidad de los antivenenos existentes en estado líquido o liofilizado para su aplicación clínica. En este proyecto participa el experto herpetólogo del complejo Terra Natura Benidorm, David Martí, que ha tomado diversas muestras de veneno de algunas serpientes de gran relevancia médica mantenidas en el recinto.

Dentro de la colaboración, también se ha cedido un lote de antídoto polivalente africano para llevar a cabo análisis comparativos con otros antivenenos comerciales y experimentales. Aunque la caducidad nominal de los antivenenos está fijada por las agencias reguladoras en tres años, los responsables de este nuevo estudio no descartan que este plazo pueda ser mayor que lo declarado por las compañías productoras de antivenenos. En breve, se conocerán los resultados del estudio.

En concreto, el herpetólogo, David Martí, ha extraído veneno a varias serpientes de alto valor biológico, entre las que se encuentra la Naja kaouthia, conocida como cobra de monóculo; y la víbora del Gabón (Bitis gabonica). Esta última especie es capaz de matar a un elefante con su potente veneno, que inyecta a través de colmillos de 5 centímetros, considerados como los más grandes entre los ofidios.

La víbora del Gabón habita en las junglas y sabanas del África subshariana. La toxicidad de su veneno, que afecta a la coagulación de la sangre, sumada a la longitud de sus colmillos y a la gran cantidad de veneno que es capaz de inocular en cada mordedura, convierten a esta especie en una de las serpientes más peligrosas del continente africano. Durante la época reproductiva, los machos mantienen duros combates cuerpo a cuerpo.

Respecto a la cobra del monóculo, es frecuente encontrarla en los países asiáticos como Bangladés, Bután, Birmania, Camboya, China, La India, Laos, Malasia, Nepal, Tailandia y Vietnam. Su veneno contiene potentes neurotoxinas y citotoxinas. Es una especie con un comportamiento muy agresivo y de hábitos nocturnos, que puede alcanzar hasta los dos metros de largo. Es habitual verla en zonas de bosques, tierras bajas, cultivos y colinas, aunque en alguna ocasión se ven alrededor de asentamientos urbanos.

La mordedura de la cobra del monóculo puede llegar a ser mortífera para el ser humano si no se administra el antídoto adecuado en un corto espacio de tiempo tras la mordedura. El envenenamiento por esta especie provoca dolor, hinchazón, formación de ampollas y necrosis de los tejidos circundantes, así como neurotoxicidad y parálisis muscular que puede causar la muerte de la víctima por fallo respiratorio. A nivel sistémico, genera dolor de cabeza, náuseas, vómitos y dolores abdominales. Son ovíparas y en cada puesta de huevos suelen tener entre 10 y 25 huevos, cuyas crías al nacer miden unos 250 milímetros.

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