Este nacimiento se considera un gran éxito en la cría de pingüinos, debido a que la especie es muy delicada y su reproducción supone todo un reto.
Puerto de la Cruz, 30 de enero de 2017. La familia de pingüinos de Loro Parque ha dado la bienvenida recientemente a un nuevo miembro con la llegada de un pichón de Pingüino Barbijo. Hace dos años que esta especie se logró criar por primera vez en el Pingüinario del Parque, lo que se considera un gran éxito porque es bastante delicada y su reproducción supone un auténtico reto.
Esta cría, que nació el pasado 11 de diciembre con un peso de 88 gramos, permaneció en su nacedora durante los primeros días y su crianza se efectuó a mano en la Baby Penguin del Pingüinario, alimentada en una proporción del 10% de su peso corporal con papilla de pescado y una suplementación de vitaminas y calcio. Durante el primer mes y medio de vida, el pichón recibe cinco tomas de comida al día cada tres horas; a partir de este período se van reduciendo las tomas hasta dos al día, y luego ya comienza a comer sólido.
En la actualidad tiene 46 días y alcanza un peso de 736 gramos, y acaba de iniciar su proceso de socialización en el grupo por el que se irá a su nuevo entorno hasta finalmente integrarse por completo con el resto de pingüinos de Loro Parque, en PlanetPenguin.
El pingüino Barbijo es una especie procedente de aguas próximas a la Antártida, de tamaño mediano (de entre 41 a 61 centímetros) y suele pesar de 5 a 8 kilos. Es capaz de bucear hasta alcanzar los 70 metros de profundidad, y su dieta se compone casi exclusivamente de krill antártico, aunque también come peces y otras especies de crustáceos cuando tiene la posibilidad.
Este nacimiento, junto al de otros cuatro pichones de pingüino saltarrocas, augura un buen año en el Pingüinario de Loro Parque. Además, la llegada de nuevas crías es siempre un buen indicador de bienestar animal, porque garantiza que las necesidades de los animales están cubiertas y, en consecuencia, ellos logran reproducirse.
En Loro Parque importa cada detalle y, además de recrear su hábitat natural con las 12 toneladas de nieve que caen en el recinto a diario, también se respetan los ciclos de luz normales de la Antártida, recreando ahora la primavera polar, época de mucha luz y días largos.
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